Lo normal es que en un reportaje boda las emociones vayan en aumento. Con Ester y Marc fue diferente. Desde un principio supe que iba a ser un día muy especial.
Rompiendo moldes
Todos los novios son conscientes que el día de su boda será un día relevante en sus vidas. Quieren, pese a los protocolos establecidos, dejar su impronta, su marca personal. Y el reportaje boda es la mejor manera de plasmar ese anhelo que todos tienen.
Ester y Marc, una pareja divertida, cariñosa y original, ¡muy original! diría yo, ya lo dejaron patente en su preboda, ¡apuntaban maneras!, se encargaron de que ese sello fuera realmente diferente, especial, único. Aunque buena culpa de todo la tuvo Ester, Marc vivió la boda con las emociones a flor de piel, sintiendo cada momento como pocos novios he visto sentirlos.
Desde un buen principio tanto mi compañera dOri rOmera como yo fuimos conscientes que íbamos a vivir momentos de grandes emociones, así que el reportaje boda se convirtió en una experiencia muy especial para nosotras.
Entorno único para un reportaje boda
Celebrar una boda en septiembre siempre es una sorpresa con el tiempo de cara al reportaje boda, pero la ausencia de lluvia y la cálida temperatura bordó ese día. Si eso lo aderezas con un entorno único como fue el Castell de l’Oliver, en Sant Vicenç de Montalt, tienes todos los ingredientes para que bellas imágenes surjan en cualquier momento.
Pero Esther quiso cambiar lo preestablecido. Envío a su prima a declararle a Marc su amor por él. Ese momento fue único, a partir del cual un torbellino de emociones nos envolvieron y nos arrastraron de forma irremediable a lo largo de toda la boda.
Gracias Esther y Marc por dejarnos compartir con vosotros a dOri rOmera y a mi este día y por hacernos participes de unos sentimientos tan increíbles. Gracias por vuestras sonrisas y por ser como sois.
un reportatge preciós :)!!!! Gràcies perquè quedarà per sempre d’una manera esplèndida :*
Gràcies a vosaltres per comptar amb mi per reflexar aquest día tan especial 😀