Conocí a Arantxa y Roger en una fiesta de una amiga común.
Hablamos de mil y un temas, y entre ellos… su boda. Después de escucharles, quería ser la persona que plasmase ese día que con tanto cariño estaban preparando, quería ser su fotografo de boda.
Me contaminé de la energía y entusiasmo que dedicaban a cada pequeño detalle, no dejando nada al azar, pero a la vez, preparando una boda muy informal. Esa mezcla realmente …¡¡¡son ellos!!! Divertidos, alocados, románticos y cariñosos…
Así que una vez que decidieron que yo fuera su fotografo de boda, nos pusimos a trabajar rápidamente en su reportaje de preboda, ¡había que romper el hielo con la cámara!
Este es el resultado de una tarde espectacular, un reportaje de preboda fresco, espontáneo, intenso…