«Mi abuelo tenía un viñedo…» de ahí nació esta preboda.
Me gusta que el espacio escogido para una preboda, no solo sea bonito, sinó que explique algo más, que tenga un mensaje especial para los novios… Unos viñedos recordando a la familia, una cata como otras muchas otras que la pareja ha realizado (amantes del buen vino) y el mar, testigo de honor del amor que se profesan desde el primer beso.
Preciosa tarde rodeada de un paisaje fantástico, amenizado con divertidas risas y dulces abrazos. Un placer trabajar así. De esta manera es imposible que las fotografías de esta preboda salgan más
Desde aquí un especial agradecimiento a las bodegas Can Ràfols dels Caus que nos brindó todas las facilidades para la realización de este reportaje de preboda.
Ojalá que las fotos del día de la prueba del vestido sean tan bonitas como éstas,estoy deseando verlas… enhorabuena, habeis hecho un trabajo fantástico, me encanta!!!
Pamela (testigo!!!)